Todo comienza con la pasión. El amor por las motocicletas y por crear música son sentimientos antiguos, pero aún muy vivos. Podemos decir con orgullo que maduraron hasta dar los frutos que hoy compartimos. Siempre recorrimos con valentía Polonia y el mundo sobre nuestras máquinas, siempre en dúo: con mi esposa y con la música. Pero siempre faltaba algo. Era una carencia muy clara: la calidad de sonido adecuada, el volumen —ese elemento inseparable de viajar en moto. La primera elección del equipo, del sistema de audio perfecto, la hicimos, por supuesto, para nuestras propias necesidades. Y fue un acierto total. Luego vinieron los amigos, los compañeros, los conocidos de la hermandad motera, que también valoraban lo mismo que nosotros: la calidad.